Abstract
El cuerpo, en su complejidad biológica, simbólica y psíquica, se presenta como un territorio que trasciende la mera estructura orgánica. A través de la reflexión filosófica y psicoanalítica, este ensayo explora la relación del cuerpo con el dolor, entendiendo este último no solo como una sensación física, sino como un mensaje cargado de significados subjetivos, culturales y emocionales. El dolor se percibe no solo como una vivencia individual, sino como una construcción social que se ve mediada por la historia, la memoria y el inconsciente. A través de las teorías de Freud y Lacan, se establece que el cuerpo no solo es un objeto biológico, sino también el depósito de deseos reprimidos, traumas no resueltos y ausencias. En este sentido, el cuerpo se convierte en un espejo de las experiencias no verbalizadas y de los dolores heredados. La pregunta sobre la propiedad del dolor nos invita a reflexionar sobre cómo el cuerpo, más allá de ser nuestro, está marcado por el Otro, por la cultura y por las experiencias pasadas. Finalmente, el ensayo plantea que el dolor, aunque personal, siempre lleva consigo una carga colectiva, histórica y simbólica, que desafía la noción de que el cuerpo nos pertenece plenamente, abriendo un espacio para la reflexión sobre lo que realmente significa habitarlo.

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